Refugiada afgana en Irán se siente afortunada por haber participado en un curso de formación
Refugiada afgana en Irán se siente afortunada por haber participado en un curso de formación
QOM, Irán, 17 de junio 2016 (ACNUR) – La historia de Asra ilustra tanto el progreso como los límites que marcan actualmente las vidas de la enorme población de refugiados residentes en Irán.
Esta refugiada afgana de 23 años, nacida en Irán después de que sus padres huyeran de los combates en su país, se considera afortunada por pertenecer al grupo de 730 refugiados que realizaron cursos vocacionales, los cuales se instauraron hace tres años en Qom con el apoyo del ACNUR. Fue un grupo de 730 entre la población de 70.000 refugiados, 63.000 de los cuales son afganos, que residen en esta ciudad de un millón de habitantes.
Ha aprendido a tejer y a fabricar productos de artesanía, y se siente orgullosa de sus habilidades.
"Pero luego no hay oportunidad de trabajar," dice. "Las mujeres no tenemos la oportunidad de vender el producto de nuestro trabajo ni los hombres de utilizar sus aptitudes."
Asra dice que su hermano hizo el curso de mecánica del automóvil que se imparte en el centro pero ahora se dedica a perforar pozos con su padre.
La escala de la tarea a la que se enfrenta Irán se refleja en las cifras: casi un millón de refugiados registrados y al menos otros dos millones que residen en el país y no están registrados o tienen pasaportes afganos. Y muchas de estas personas llevan viviendo en Irán 30 años o más.
En su primera visita a Irán, Filippo Grandi, Alto Comisionado, conversó también con Mohammed Sayed, de 32 años, que le contó una historia más optimista. Casi ha completado las 700 horas del curso de mecánica y ya dirige lo que se conoce como un taller de reparación de vehículos "no oficial" – los refugiados no pueden poseer esa clase de negocios de forma oficial – y el negocio va bien. Emplea a otros refugiados y afirma que casi la mitad de los conocimientos técnicos que ahora posee los ha adquirido en el curso de formación.
¿Regresarías a Afganistán? "¿Regresar? No puedo. No conozco la situación. No conozco el país. Yo nací aquí."
Sakhabey es una afgana que sí quiere regresar. Solo tenía 1 año cuando sus padres huyeron del país y ahora es una veinteañera que está terminando sus estudios universitarios de traducción en inglés y dice que quiere regresar al Afganistán para ayudar a sus compatriotas.
Pero señala otro de los obstáculos a los que se enfrentan las familias de los refugiados.
"Mi padre es muy mayor y yo soy la única que termina la universidad. Mis hermanas tuvieron que abandonar porque no teníamos bastante dinero para pagar las clases. El dinero es muy importante."
Los afganos explicaron al Alto Comisionado que los problemas financieros a los que se enfrentan las familias de los refugiados que esperan que sus hijos puedan ir a la Universidad es una restricción constante. En Irán los refugiados tienen que pagar el importe íntegro de las clases – que a menudo ascienden a varios miles de dólares – para poder estudiar en la universidad.
Ali Karimi, un estudiante que se prepara para ir a la universidad, dice que los elevados costos y la falta de plazas están obligando a algunos de sus amigos a dejar la universidad.
"Conozco a personas capacitadas y con talento que han abandonado. Algunos amigos, incluso mi primo, decidieron marcharse a Europa," explica. Los afganos representan el 21% de los nuevos refugiados que han llegado a Europa desde comienzos de 2016 y muchos de ellos residieron en el Irán o pasaron por este país en su camino hacia el norte.
Grandi elogió la labor que ha realizado Irán, que lleva varias décadas recibiendo y ayudando a millones de refugiados, lo que supone grandes costos para el país. También señaló que, debido al deterioro de la situación en el Afganistán, es muy difícil que los refugiados regresen. Ahora la prioridad es ayudar los refugiados jóvenes, dice.
"Es en ellos en quienes tenemos que invertir más," señala. "Ellos son el futuro pero a menudo son los más vulnerables. Ellos son los que tienen una movilidad cada vez mayor y eligen seguir adelante y es importante proporcionarles estabilidad hasta que se encuentre una solución real: la paz en el Afganistán."
Existen datos alentadores. Ahora más de 350.000 niños afganos refugiados van a la escuela. Y en el último año, gracias al decreto promulgado por el Líder Supremo del Irán, 48.000 niños afganos indocumentados pudieron asistir por primera vez a las escuelas públicas.
Gracias a la Voluntaria en Línea Luisa Merchán por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.