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Sudán del Sur: Restaurando la paz entre los refugiados y la comunidad local en Maban

Historias

Sudán del Sur: Restaurando la paz entre los refugiados y la comunidad local en Maban

Lo primero que se necesita es restablecer la confianza de los residentes de los campamentos de refugiados como Fatna, que teme que se repita la violencia reciente que obligó a miles de personas a huir del campamento.
27 March 2014
Esta mujer y su familia se vieron afectados por la reciente oleada de violencia. Detrás de ellos se notan algunas de sus pertenencias y unos artículos de ayuda.

CAMPAMENTO YUSUF BATIL, Sudán del Sur, 27 de marzo (ACNUR) – Meses de creciente hostilidad ocasionada por la escasez de recursos entre los refugiados del campamento de Yusuf Batil, en el condado de Maban, y la comunidad local sursudanés llegaron a su punto máximo recientemente, cuando tiroteos y estallidos de violencia obligaron a 8.000 refugiados a huir del campamento, a principios de marzo.

La calma se restableció después de varias reuniones con el Comité de Sudán del Sur para los Asuntos de Refugiados, las autoridades locales, el ACNUR, los líderes de los refugiados y de las comunidades de acogida, lo que permitió que los desplazados regresaran al campamento después de dos días durmiendo en una carretera.

Pero aún queda mucho por hacer para abordar algunas cuestiones fundamentales – las diferencias culturales y la competencia por los escasos recursos, como las tierras de pastoreo para el ganado y la madera y la hierba que se utilizan para construir casas resistentes a la intemperie. El ACNUR está animando y apoyando los esfuerzos para allanar las diferencias, pero la tensión se mantiene.

Lo primero que se necesita, es restaurar la confianza de los residentes de los campamentos como Fatna, una madre de cinco hijos que todavía está preocupada cuando piensa en la confrontación; "Cuando regresamos al campamento, me esforcé para conseguir una buena noche de sueño, porque tenía miedo de que el conflicto se reanudaría de nuevo", comentó.

Ella estaba preparando el almuerzo para su familia en el campamento de casi 40.000 personas cuando los disparos estallaron – cada lado dice que el otro era responsable – y la gente empezó a correr aterrorizada cerca de su alojamiento. Eso le recordó cuando huyeron de su casa en el estado de Nilo Azul, en Sudán, hace dos años.

De vuelta en el campamento, ella está constantemente alerta ante cualquier señal de problemas y, como muchas otras mujeres refugiadas, advierte a sus hijos de que jueguen cerca de casa y no salgan del perímetro del campamento.

Fatna culpa del conflicto a los hombres de ambas comunidades por su incapacidad de resolver las diferencias o alcanzar un compromiso por el bien de todos. Ella anhela aquellas épocas cuando las mujeres de ambas comunidades se visitaban. "Si había un matrimonio o funeral en la comunidad de acogida, los apoyábamos y ellos hacían lo mismo con nosotros", ella dice. "Vendíamos e intercambiábamos cosas entre nosotras y realmente vivíamos en armonía. Ahora todo eso ha cambiado".

Se habían estado gestando problemas desde hace algún tiempo. La comunidad de acogida acusó a los refugiados de ignorar sus reglas sobre el uso de los recursos naturales. Los refugiados, por su parte, dijeron que los lugareños los trataban injustamente y les cobraban impuestos no oficiales para cortar hierba y madera. También había acusaciones recíprocas y denuncias de robo de ganado.

Los esfuerzos para una resolución de los conflictos comenzaron el día después de la huida de los refugiados, el 4 de marzo. Los funcionarios de la Comisión para los Asuntos de Refugiados y el ACNUR se reunieron con los líderes de la comunidad de acogida y los representantes de los refugiados, mientras que refuerzos policiales fueron desplegados en la zona para mantener la paz y permitir el regreso de los refugiados.

Ambos lados han sufrido, el ACNUR está evaluando los daños a la propiedad tanto de los refugiados, como de los miembros de la comunidad de acogida, algunos de los cuales se han escondido por temor a represalias. La agencia ha comenzado a distribuir artículos de ayuda, tales como lonas de plástico, mantas, mosquiteras, kits de cocina y colchonetas a las familias afectadas y las personas de ambas comunidades.

"También hemos hecho un llamado a nuestros socios de las ONG para apoyar a las comunidades de acogida con instalaciones de agua y saneamiento, servicios de salud móviles y material de refugio, antes de que comiencen las lluvias", dijo Adan Ilmi, jefe de la sub-oficina del ACNUR en Bunj, en el condado de Maban.

Animadas por estos esfuerzos externos para resolver sus diferencias, las comunidades afectadas ya se han unido para apoyar las iniciativas con espíritu de tolerancia y reconciliación. Más de 20 líderes de la comunidad de acogida, en una reciente reunión con el ACNUR y representantes de los refugiados de los campamentos de Yusuf Batil y Gendrassa, ofrecieron una rama de olivo al expresar su disposición de sanar las heridas.

Más de 50 miembros de la comunidad de acogida, incluyendo a los mayores, los jefes tribales, las mujeres y los jóvenes, se reunieron con el ACNUR y el Comité para los Asuntos de Refugiados para explorar las diferentes maneras de lograr un acercamiento y armonía. Le pidieron al Gobierno, a través del Comité, liderar un proceso para estabilizar y resolver los conflictos a través de los mecanismos tradicionales de resolución. Ellos, a su vez, apoyarán los esfuerzos para garantizar una paz duradera mediante la consulta y el diálogo.

Las comunidades también han pedido que se investigue el incidente ocurrido a principios de marzo, y que las personas responsables de haber ocasionado la violencia, que dejó a dos personas muertas, sean llevadas ante la justicia. Por último, la comunidad de acogida ha apelado al CRA para proponer y aplicar medidas para preservar y proteger el medio ambiente, la vegetación y los recursos naturales de la tala indiscriminada y la explotación excesiva.

"A su vez, los refugiados se han comprometido a respetar la cultura y las tradiciones de la comunidad de acogida, incluyendo las leyes e instituciones que rigen el país, y están apoyando la creación de comités conjuntos entre las dos comunidades para abordar y resolver los problemas de manera proactiva", dijo Ilmi.

Con los avances realizados en el diseño de soluciones a los problemas que afectan a los refugiados y sus anfitriones, se espera que la aplicación de estas recomendaciones se use para trazar el camino a seguir para restablecer la convivencia pacífica entre las dos comunidades en Maban.

Para Fatna, esta es una buena noticia. "Espero de verdad que todo el mundo se comprometa a respetar las recomendaciones y resoluciones adoptadas para restablecer la armonía entre los refugiados y la comunidad local, de lo contrario estos problemas continuarán hasta acabar con nosotros y lo poco que tenemos".

Por Pumla Rulashe en el campamento de Yusuf Batil, Sudán del Sur