Nuevos ataques obligan a cientos de refugiados sudaneses a cruzar la frontera
Nuevos ataques obligan a cientos de refugiados sudaneses a cruzar la frontera
Los ataques aéreos y terrestres en el estado sudanés de Kordofan del Sur están provocando un nuevo flujo de refugiados hacia Sudán del Sur, con una media de 100 llegadas por día. Los refugiados, que se están dirigiendo a la ciudad fronteriza de Yida, en el estado de Unity, llegan en un precario estado de salud y sin ninguna pertenencia.
Algunas personas han contado al personal de ACNUR que han llegado para construirse un refugio en el campo de Yida, pero que luego regresarán a Sudán para recoger a sus familiares. Dicen que no sólo han huido del terror de los bombardeos y de la presencia de tropas de infantería, sino también de la grave escasez de alimentos.
ACNUR prevé que aumente el flujo de refugiados hacia Yida a medida que las lluvias remitan y que los combates en Kordofan del Sur se intensifiquen. Si siguen aumentando las llegadas podría alcanzarse la cifra de 80.000 refugiados para finales de año.
El remoto campo de Yida acoge actualmente a 64.229 refugiados, por lo que será necesario habilitar nuevos asentamientos para acoger a los recién llegados y así evitar la congestión en Yida y los riesgos de salud asociados.
Dado que continúa aumentando la tensión en las zonas fronterizas, ACNUR sigue extremadamente preocupado por la seguridad de los refugiados en el campo de Yida, que está ubicado muy cerca de la frontera. La presencia de un asentamiento de refugiados en zonas fronterizas altamente militarizadas y cercanas a áreas de conflicto dificulta los esfuerzos por preservar el carácter civil y humanitario del asilo. La seguridad de los refugiados en este lugar no puede garantizarse, por lo que ACNUR sigue trabajando con la comunidad de refugiados para concienciarles sobre la importancia de ser reubicados en asentamientos más seguros tan pronto como se reabran los caminos actualmente intransitables, previsiblemente en noviembre con el final de la estación de lluvias.
ACNUR ha estado apoyando a las autoridades sursudanesas en sus esfuerzos por asegurar que no haya armas ni combatientes en el campo de Yida y para evitar el reclutamiento forzoso. Sin embargo, recientemente una búsqueda de armas en el asentamiento derivó en incidentes de detenciones arbitrarias y abusos a refugiados. La Agencia de la ONU para los Refugiados, en colaboración con sus socios, está siguiendo de cerca la situación y ha intervenido para lograr la liberación de los detenidos.
Mientras, en el estado sursudanés de Alto Nilo, ACNUR teme que las fuertes lluvias y las inundaciones ocasionen cortes en los caminos y dejen aislados los campos, que acogen ya a unos 105.000 refugiados.
En un momento en el que las campañas intensivas de promoción de prácticas de higiene y nutrición iniciadas en julio empiezan a mostrar un impacto positivo, las agencias humanitarias se enfrentan a nuevos retos. Las tasas de mortalidad vuelven a estar por debajo de los umbrales de emergencia en todos los campos y las tasas de malnutrición también están mejorando notablemente. Sin embargo, un brote de hepatitis E se ha convertido en motivo de grave preocupación y es esencial contenerlo cuanto antes.
Muchas carreteras ya están inundadas y pronto serán intransitables. Por ejemplo, hay zonas en las principales rutas de abastecimiento donde hay tramos de hasta 3 kilómetros cubiertos por medio metro de agua.
Hasta la fecha, la población local de la ciudad de Bunj ha sido la más afectada, por lo que ya se han puesto en marcha intervenciones de asistencia rápida. ACNUR está especialmente preocupado por los refugiados en el campamento de Doro, situado junto a la ciudad de Bunj, donde hasta ahora unas 75 familias se han visto afectadas por las inundaciones de los últimos días. Todas ellas han sido reubicadas en zonas secas en el interior del campo y han recibido materiales de asistencia como mantas para los niños menores de 5 años. Los otros tres campos de Jammam, Yusuf Batil y Gendrassa por el momento no se han visto afectados por las inundaciones.
Durante el fin de semana los trabajadores humanitarios han entregado 14 toneladas de productos de nutrición que tanta falta hacían en el campo de Doro, usando tractores en lugar de camiones para atravesar las zonas cubiertas por el agua y el barro. Doro es uno de los cuatro campamentos en la región de Alto Nilo, una zona gravemente afectada por las lluvias estacionales y en la que se podrían producir más daños medioambientales si las inundaciones procedentes del altiplano etíope llegan a Sudán del Sur este año.
Aunque el final de la estación de lluvias en unas seis semanas facilitará el acceso y las condiciones de los refugiados en los asentamientos, ACNUR y sus socios anticipan nuevos flujos de refugiados procedentes del estado de Nilo Azul, en Sudán. La Agencia de la ONU para los Refugiados también teme que lleguen en un estado más avanzado de malnutrición, ya que las condiciones al otro lado de la frontera han empeorado. Esto volverá a suponer un gran reto para la comunidad internacional.
Sudán del Sur acoge actualmente a unos 201.000 refugiados, de los cuales más de 170.000 viven en los estados de Unity y Alto Nilo.
ACNUR ha solicitado 186 millones de dólares para su operación de asistencia de emergencia a los refugiados sudaneses que huyen hacia Sudán del Sur desde los estados de Kordofan del Sur y Nilo Azul. Hasta ahora, ACNUR ha recibido 71 millones de dólares, apenas un 38 % de lo que se necesita, por lo que solicita el apoyo de los gobiernos, sel sector privado y de los particulares para hacer frente a la emergencia en Sudán del Sur.