Jamás hay un día tranquilo en la sala de maternidad del Hospital de Maban
Jamás hay un día tranquilo en la sala de maternidad del Hospital de Maban
Los días nunca pasan lentamente en la sala de maternidad del hospital de Maban, en Sudán del Sur. Algunas mujeres entran por sus propios medios, pero la mayoría llega en ambulancia o son transportadas a hombros sobre camas hechas con cuerdas.
Gisma Al Amin, de 28 años, refugiada sudanesa, llegó después de un accidentado viaje de 40 minutos en camioneta, desde el campamento donde vive. En cuestión de horas, estaba sosteniendo al bebé, su quinto hijo y su tercer parto por cesárea. Lo llamó Atar, en honor al médico que lo trajo al mundo.
“Había oído hablar del Dr. Atar cuando todavía vivía en Nilo Azul”, dijo Gisma, refiriéndose al Estado de Sudán del que huyó en 2013, después de que su aldea fuera atacada por grupos armados.
“Allí hay mucha gente que habla de él, todo el mundo sabe que él cuida muy bien a las personas. Si preguntas en Nilo Azul, te dirán: “'es nuestro médico'”.
Evan Atar Adaha (el doctor usa siempre su segundo nombre), médico sursudanés, pasó 12 años trabajando en Kurmuk (Estado de Nilo Azul), a menudo siendo el único cirujano.
También tuvo que huir de los combates en 2011, junto adecenas de miles de sudaneses. Ahora es cirujano jefe y el director médico del hospital de Maban, cerca de la frontera con Nilo Azul.
“Es necesario que yo entienda realmente cuáles son las dificultades que tienen los pacientes”.
El hospital agregó recientemente una sección neonatal y una sala de tuberculosis con 20 camas. Abierto las 24 horas, atiende a una población de más de 200.000 personas, que incluye a 144.000 refugiados del estado de Nilo Azul en Sudán, de los cuales 142.000 viven distribuidos en cuatro campamentos de refugiados. Además, en el condado de Maban y sus alrededores hay otras 17.000 personas sursudanesas desplazadas internamente por el conflicto. La población nativa de Maban es de alrededor de 53.000 personas.
Las instalaciones de atención médica de los campamentos de refugiados cercanos están ligadas al hospital de Maban. ACNUR financia al hospital a través de varios socios locales.
En promedio, el equipo quirúrgico de cuatro médicos hace 58 operaciones por semana. En 2017, aproximadamente el 70 por ciento de los casos que pasaron por cirugía provenían de comunidades de refugiados. No hay áreas de cuarentena ni de cuidados intensivos.
Cuando las salas se llenan y aprieta el calor, son muchos los familiares que trasladan a los pacientes al exterior y los colocan sobre la tierra apisonada del patio del hospital, donde cocinan en fogatas bajo las palmeras y árboles de neem, espantando cabras perdidas, perros callejeros y lechones.
El Dr. Atar estima que ha ayudado a traer al mundo a más de 900 bebés desde que está en Maban. Aquí es común que las mujeres le pongan nombre al niño justo después del parto. El personal de enfermería bromea con que hay muchos pequeños Atars creciendo en el Alto Nilo y el Nilo Azul.
La sala de maternidad tiene ocho camas, pero puede acomodar hasta a 20 personas. Las altas tienen lugar dentro de las 24 horas siguientes al parto, si este ha sido normal. En noches especialmente agitadas, el Dr. Atar ha llegado a realizar hasta seis cesáreas.
"Tú eres un ser humano y, por lo tanto, puedes planificar tu vida".
El hijo de Gisma tuvo una infección en la piel y madre e hijo pasaron unos días en la sala neonatal. En sus visitas diarias, el Dr. Atar hablaba con Gisma sobre planificación familiar y el riesgo que suponen múltiples cesáreas; cada nueva cesárea aumenta el riesgo de muerte para la madre y el niño.
Diplomáticamente, sugirió que su esposo fuera a verla para poder hablar con ambos sobre la importancia de la planificación familiar.
“Es necesario que yo entienda realmente cuáles son las dificultades que tienen los pacientes”, dice el Dr. Atar. “Y cuando te cuentan sus secretos, entonces, tienes la oportunidad de aconsejarlos, o de decirles lo que deben hacer”.
Tienes que ser diplomático, agrega, y dejar que el marido vea la ventaja en lo que se le dice. “A los hombres les digo: “: 'si se sienten cómodos con la cantidad de hijos que ya tienen, su esposa debería someterse a una ligadura de trompas bilateral. Todos estos niños necesitan ir a la escuela. Si tienes tantos, ¿cómo podrás enviarlos a todos a la escuela? La gallina quizás incube a 20 polluelos, pero al final del día solo sobreviven 5. Tú eres un ser humano y, por lo tanto, puedes planificar tu vida”.
A Gisma no hacía falta convencerla. “Quiero que mis hijos tengan una educación”, declaró. “Este niño irá a la escuela para ser médico”.