Conmocionados por la guerra, niños sirios empiezan de cero en una escuela alemana
Conmocionados por la guerra, niños sirios empiezan de cero en una escuela alemana
NEUBRANDENBURG, Alemania, 29 de octubre de 2015 (ACNUR) – Leen abre de golpe las puertas de la escuela tras su clase de lengua alemana y corre hacia el exterior, claramente encantada con su nuevo entorno a pesar de un frío soplo de viento otoñal.
"Me gusta estar aquí", dice Leen, señalando a su alrededor. "Tengo nuevos amigos, una buena escuela y . . . Estoy a salvo". Abrigada con un jersey y unos guantes, se ríe y se dirige en bicicleta a su clase de danza.
Ella, una chica de 12 años procedente de Damasco, y su hermano mayor Yousef disfrutan de su primer semestre en la escuela "Am Lindetal" en una ciudad al noreste de Alemania, tras sobrevivir a un angustioso viaje desde una Siria devastada por la guerra.
La familia había huido de Damasco. Llegaron a Alemania hace dos meses, y el gobierno les asignó Neubrandenburg como ciudad para vivir.
Leen forma parte de la llamada "generación perdida" de niños que han tenido que renunciar a su educación desde que la guerra civil estalló en 2011 en Siria. Ella se ha unido a otros 70 jóvenes refugiados y solicitantes de asilo que comienzan de nuevo en una escuela de Neubrandenburg, con la esperanza de ponerse al día con las clases.
"Los sirios tienen la educación en alta estima, pero el deterioro en las condiciones para los refugiados en los países colindantes ha tenido un efecto devastador en la educación de los niños", dice Martin Rentsch, de ACNUR, quien hace hincapié en la importancia de la integración. "Cientos de miles de niños refugiados se han visto forzados a faltar a la escuela y estamos a punto de dar lugar a una generación perdida".
David Tietz es quien les guía en sus primeros pasos hacia la integración, siendo su profesor en su clase inicial de Alemán. Las clases interactivas duran cuatro horas y están diseñadas para convertir a los jóvenes solicitantes de asilo de países como Afganistán, Siria y Ucrania en hablantes de alemán con fluidez. Se espera que, en un período de dos años, estén plenamente integrados en los planes de estudios nacionales.
Muchos de los que han solicitado asilo en Alemania este año están siendo reubicados en ciudades como Neubrandenburg. La clave reside en el aprendizaje de la lengua alemana y en una educación continuada.
El salvaje conflicto que está asolando Siria implica que muchos de los niños han sufrido traumas, tanto físicos como mentales. Un gran número han abandonado la escuela desde que la guerra comenzó en 2011, viéndose abandonados en un limbo educativo y luchando por concebir un futuro estable, tal y como exponen los expertos.
"Quizá la gente procedente de zonas de conflicto hayan alcanzado la seguridad, pero sus recuerdos aún les atormentan", afirma Martin Rentsch, de ACNUR. "ACNUR está promoviendo un tratamiento postraumático financiado por el Estado para las personas que precisan de protección internacional".
Leen y Yousef se encuentran entre aquellos que están lidiando con traumas. Herido por la metralla durante un bombardeo, a Yousef se le impidió ir a la escuela en Siria. Tanto él como Leen sufren de pesadillas recurrentes.
Apartados de su hogar, sin medios de subsistencia, muchos de los padres de los más jóvenes también han tenido que luchar para adaptarse a su nueva vida en Alemania.
Los profesores de la escuela "Am Lindetal", que practican una política de 'tolerancia cero' en relación a la incitación al odio, están convencidos de que los padres y los solicitantes de asilo también deberían involucrarse en la escuela, en un intento de crear la sensación de que pertenecen a la comunidad.
Una forma ha sido la de contratarlos como profesores. Por ejemplo, Ismael, un exiliado iraní, era un ingeniero civil en su patria, y ahora enseña clases de matemáticas y física. "Me ayuda a mantener mi mente ocupada, y le da estructura a mi vida", afirma.
"Los padres que solicitan asilo normalmente no trabajan durante el correspondiente proceso, y por lo tanto esperan sentados en casa o en los centros de acogida, y acaban deprimidos", explica Antje Hofert, un profesor de alemán que estudió en Jordania. "Nuestras escuelas deberían convertirse también en centros sociales, y los padres también deberían participar", añade.
La madre de Leen y Yousef, Marwa, era una médico voluntaria cuando la guerra estalló en Siria en 2011. Estudió inglés cuando iba a la escuela en Siria, y será profesora para los más jóvenes en Neubrandenburg.
Por Rebecca Murray en Neubrandenburg.
Gracias a la Voluntaria en Línea Carmen Juárez Junquera por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.