Frontera de Ecuador: Un año de cambios a través de la radio
Frontera de Ecuador: Un año de cambios a través de la radio
NUEVA LOJA, Ecuador, 25 de mayo (ACNUR) – La carretera era un suplicio, un lodazal. Las dos horas a pie se podían multiplicar después de las lluvias. Los puentes caían. Por eso Don Miguel, con su rostro adusto y las arrugas de muchas preocupaciones, reclamaba a las autoridades que pusieran solución. Así lo dijo en la radio, con el altavoz de El río habla, y pidió que su pequeña comunidad de una remota zona de la Amazonia ecuatoriana limítrofe con Colombia, dejara de estar tan aislada.
"Son 14 kilómetros de barro que hay que recorrer para poder llegar al recinto mas cercano donde hay un sub-centro de salud, donde hay una camioneta para ir a la ciudad", suenan los archivos de la radio. Esa voz curtida que hoy nos recuerda que lucha es real, aunque una bala nocturna acabara con Don Miguel en su propia casa.
Un año después de que comenzara la emisión El río habla, el espacio semanal que ACNUR ofrece gracias a la colaboración con la emisora regional Radio Sucumbíos, estas voces han hecho que algunas cosas hayan cambiado en las comunidades de la línea de frontera de la provincia amazónica de Sucumbíos.
En el oriente ecuatoriano, esta región de infraestructuras deficientes y presencia limitada del Estado, afronta el impacto del conflicto colombiano por el cual ha acogido durante décadas a refugiados procedentes del vecino país.
Aislamiento, falta de acceso a servicios básicos y el impacto del conflicto, han hecho que estas pequeñas comunidades permanecieran abandonadas y, al tiempo, silenciadas.
"Gracias a la radio las autoridades saben que existimos. La radio nos permite aprender, saber de lo que se hace en otros sitios, contar lo que hacemos nosotros. Y es bonito escuchar a otros que como nosotros viven en las comunidades. Porque aquí no hay nada más" explica un morador de una de las más de cuarenta comunidades de la línea de frontera.
El programa radial nacía con la intención de ofrecer un espacio de información para las personas refugiadas y sus comunidades de acogida en las áreas más recónditas de la frontera. Pero también para crear un marco de participación de sus pobladores. Un altavoz de sus necesidades ante las instituciones públicas.
Agua, producción agrícola, educación primaria, jóvenes, derechos sexuales y reproductivos, seguridad alimentaria, servicios financieros, . . . Todos estos temas han sido tratados en el programa, sobre la base de los testimonios de los moradores de las comunidades de los ríos San Miguel y Putumayo, que constituyen la división natural entre los dos países.
Desde hace un año, hay más instituciones públicas y privadas interesadas en trabajar en las comunidades del río, lo que presagia una potencial mejora en las condiciones de vida de esta población en extremo riesgo, tanto refugiados como ecuatorianos que les acogen.
"Lo que aún es preocupante es la situación de seguridad. A pesar de los esfuerzos realizados por el Estado, los campesinos, la población civil, sigue viviendo en condiciones difíciles y amenazada no sólo por la falta de servicios básicos, sino también por el aislamiento que aumenta la desprotección ante cualquier incidente "dada la situación de fragilidad y deterioro de la seguridad en la zona", explica Deborah Elizondo, Representante de ACNUR en el Ecuador.
Eso lo sabía Don Miguel. La desprotección solo podía combatirse con sus voces. Hoy estaría orgulloso de saber que esa carretera ya tiene presupuesto para dejar de ser un lodazal, permitirá el paso, llegará el transporte a su pequeña comunidad. Aunque él ya no pueda verla, su voz nos recuerda que el río sigue hablando.
Sonia Aguilar en Sucumbíos