Declaración en la Conferencia Internacional de Donantes en Solidaridad con los Refugiados y Migrantes Venezolanos
Declaración en la Conferencia Internacional de Donantes en Solidaridad con los Refugiados y Migrantes Venezolanos
Ministro Gould, Estimada Karina,
Director General António Vitorino,
Apreciables participantes,
Amigas y amigos:
Me comunico con ustedes desde la región impactada por la salida de personas refugiadas y migrantes venezolanas, donde he decidido pasar esta semana, durante la cual estaremos celebrando el Día Mundial del Refugiado, en reconocimiento a los admirables esfuerzos realizados por los países de acogida.
Es un placer unirme a ustedes hoy desde Panamá, que alberga la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V) que ACNUR ha codirigido con OIM desde 2018. Además, es un privilegio sentarme aquí junto con el Representante Especial Conjunto de ACNUR y OIM, Eduardo Stein, quien ha sido fundamental para ayudar a promover soluciones para las personas venezolanas y las comunidades que las acogen. Eduardo, estamos muy agradecidos por tu trabajo tan valioso.
La conferencia de hoy tiene lugar en un momento crítico. A medida que la pandemia de la COVID-19 continúa causando estragos en América Latina y el Caribe, las personas refugiadas y migrantes de Venezuela se enfrentan a crecientes desafíos de protección.
Uno de cada cuatro niños venezolanos ahora está separado de uno o ambos padres. Uno de cada tres se va a la cama con hambre. Casi dos tercios no han ido a la escuela desde el comienzo de la pandemia. Las mujeres también corren un riesgo mucho mayor: la violencia doméstica, el acoso sexual y el abuso están aumentando en todas partes. Las personas mayores también se ven gravemente afectadas: el 49 por ciento ha perdido su empleo. Muchas de ellas eran el principal sostén de la familia.
A pesar de los cierres oficiales de fronteras, el desplazamiento continúa de manera constante a través de movimientos irregulares. Esto conlleva riesgos mucho mayores para las personas en situación de movilidad; entre ellos la extorsión por redes de tráfico de personas, los robos, la violencia sexual y de género, la trata de personas e incluso la muerte (como hemos visto recientemente en el mar y en terrenos montañosos). Todo esto se ha convertido en algo habitual. La mejora del acceso al territorio es, por tanto, un requisito esencial para evitar peligros a menudo fatales.
Los movimientos irregulares al final dan como resultado un estatus irregular (lo escuchamos del Director General de la OIM) para entre el 30 y el 40 por ciento de todas las personas refugiadas y migrantes de Venezuela, lo que agrava el impacto de las dificultades relacionadas con la COVID.
Varios países de acogida han tomado medidas para regularizar la situación de estas personas mediante el registro y la documentación. En febrero, me sentí muy orgulloso de estar al lado del Presidente Duque de Colombia, cuando anunció el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) para los venezolanos, una medida audaz y sin precedentes. Del mismo modo, se están realizando importantes ejercicios en Perú, Ecuador y República Dominicana, y es mi más sincero anhelo – y petición – que pronto otros países sigan su ejemplo.
Exhorto a la comunidad internacional a intensificar y a apoyar estas iniciativas encomiables, porque su éxito es fundamental, no solo para su país, sino para toda la región.
El éxito requiere un esfuerzo concertado de los donantes humanitarios y los actores del desarrollo. El apoyo del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo a las iniciativas de regularización y la inclusión de personas refugiadas y migrantes en los marcos de protección social es vital. Además, debemos reconocer los esfuerzos regionales realizados por los países anfitriones en el Proceso de Quito, promoviendo aspectos de protección y soluciones de integración socioeconómica, más recientemente bajo el liderazgo peruano.
Por último, pero no menos importante, quiero agradecer a todos los 159 socios que trabajan juntos bajo el liderazgo de la plataforma conjunta, incluidas las agencias de las Naciones Unidas y las ONG, que a pesar de los desafíos de los últimos 18 meses continúan brindando asistencia y protección a las personas refugiadas venezolanas y migrantes. Nada de lo que hacemos sería posible sin su trabajo y su compromiso.
Permítanme concluir agradeciendo a Karina, al Ministro Gould y al Gobierno de Canadá por su admirable liderazgo, quienes nos permitieron converger para ayudar a los millones de personas refugiadas y migrantes venezolanas tan generosamente acogidas en esta región.
Gracias.