Se lanza una nueva Alianza Global para poner fin a la apatridia
Se lanza una nueva Alianza Global para poner fin a la apatridia
La Alianza Global se lanzó el primer día de la reunión anual del Comité Ejecutivo de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en Ginebra. Se basará en los éxitos de la campaña #IBelong, que lleva una década, y que ha logrado importantes avances para acabar con la apatridia desde 2014, incluida la adquisición de la ciudadanía por más de medio millón de personas en todo el mundo.
Mientras que la campaña #IBelong fue un esfuerzo liderado por ACNUR para sensibilizar y catalizar la acción, la Alianza Global representa un cambio concertado hacia la colaboración de múltiples partes interesadas. ACNUR desempeñará un papel clave y albergará la Secretaría de la Alianza Global, y los esfuerzos estarán dirigidos por un Comité Asesor de 15 miembros. Esta nueva iniciativa pretende acelerar la acción sobre los compromisos para resolver la apatridia, incluidos los realizados durante los dos Foros Mundiales sobre los Refugiados.
“Es para mí un gran honor lanzar oficialmente la Alianza Global para poner fin a la apatridia. Se trata de un esfuerzo por reunir a una coalición más amplia de gobiernos, sociedad civil, organizaciones internacionales, el mundo académico y quienes se han visto afectados por la apatridia”, declaró Grandi. “Será un lugar para intercambiar buenas prácticas, tratar de identificar y desarrollar soluciones, y abogar colectivamente por esta causa”.
Libertad de ciudadanía
Nosizi Dube, defensora de las personas apátridas, se dirigió a los asistentes a la reunión, compuesta por más de 100 delegaciones gubernamentales y unas 50 organizaciones intergubernamentales y representantes de la sociedad civil, para contar su historia de cómo consiguió la identidad y la ciudadanía de forma legal.
“La educación forma parte de mi alma”, afirmó esta joven de 24 años, pero como miembro de la comunidad apátrida shona de Kenia, la vida de Dube se ha visto empañada por los obstáculos que le ha causado su falta de identidad legal.
En 2020, a Dube le ofrecieron una plaza en la Universidad de Nairobi para estudiar Economía, pero sin certificado de nacimiento ni documento nacional de identidad, explicó, “no tenía ni idea de cómo iba a entrar a la universidad y empezar mis estudios”. ACNUR y sus socios le ayudaron a convencer a la universidad para que aceptara a Dube a pesar de su falta de ciudadanía legal.
En 2021, el Gobierno de Kenia concedió la ciudadanía a 1.659 personas de la etnia shona, poniendo fin a más de medio siglo de apatridia. La histórica medida ha tenido un profundo impacto positivo en la comunidad shona: los niños ahora tienen certificados de nacimiento, lo que les permite asistir a la escuela, acceder a becas del gobierno, servicios de salud y seguro médico.
Para Dube, la defensa de sus derechos dio frutos de una forma muy concreta: a principios de este año, se encontraba en la ceremonia de graduación de la universidad, con toga negra y birrete, sosteniendo orgullosa su título.
“Hoy es un día muy especial para mí. Marca el final de las luchas a las que me enfrenté y abre más oportunidades para mí”, señaló en ese momento. Ahora tiene previsto cursar un máster antes de dedicar sus esfuerzos a trabajar por el empoderamiento económico de la población apátrida.
Romper las ‘cadenas de la apatridia’
En Ginebra, Dube se dirigió a los delegados con su primer pasaporte en la mano. “No se trata de un simple pasaporte, es un documento salvavidas”, declaró. “Significa que tengo el poder y la libertad de desarrollar todo mi potencial. Me da la sensación de estar incluida en la sociedad, de ser visible. Para mí, esto es vida”.
Obtener la ciudadanía junto a otros shona significó “romper las cadenas de la apatridia”, afirmó Dube.
A lo largo de la década de la campaña #IBelong se han logrado avances significativos en todo el mundo. Más de medio millón de personas han recibido una nacionalidad, y muchos países han intensificado sus esfuerzos para poner fin a la apatridia. Desde 2010, se han producido 77 nuevas adhesiones a convenciones internacionales para proteger a las personas apátridas, y 22 Estados han lanzado planes nacionales para eliminar la apatridia. Kirguistán se convirtió en el primer país en resolver todos los casos conocidos de apatridia, seguido recientemente por Turkmenistán, mientras que otros países como Kenia, Sierra Leona, Madagascar y Liberia han logrado avances importantes.
A medida que la campaña #IBelong concluye, la Alianza Global para poner fin a la apatridia construye sobre sus cimientos. “La apatridia afecta a los detalles más cotidianos de nuestras vidas. Tiene un impacto muy real en la vida de las personas”, afirmó Grandi.
“Todavía queda mucho por hacer. Hay muchas, muchas situaciones de apatridia que son dolorosas, pero quizá ninguna más dolorosa que la de cientos de miles de personas rohingyas”, aseguró Grandi, quien calificó la situación de este grupo minoritario como “un recordatorio constante de que tenemos que hacer más para abordar esta cuestión de forma colaborativa”.
Por su parte, Dube, tras obtener la ciudadanía y mirar hacia un futuro mejor, compartió su sueño de acabar con la apatridia en todas partes. “Si hablamos de un mundo inclusivo y de desarrollo sostenible, nunca será posible si sigue habiendo apátridas”, afirmó. “Tenemos que romper este ciclo. Es algo que se puede solucionar [pero] requiere un esfuerzo colectivo”.
Información adicional de Charity Nzomo en Nairobi, Kenia