La joven siria que huyó en silla de ruedas recobra la esperanza en Alemania
La joven siria que huyó en silla de ruedas recobra la esperanza en Alemania
Nujeen Mustafa ha conquistado más que los desafíos habituales cuando huyó de la guerra siria hace dos años. Esta adolescente se hizo famosa por hacer en silla de ruedas el peligroso viaje a Europa. Su rebeldía y su resistencia, documentadas recientemente en un libro de memorias, han inspirado ya a millones de personas. Refugiada ahora en Alemania, Nujeen tiene la mirada puesta en un futuro aún más brillante.
Armada con un cerebro extraordinario y una voluntad de hierro, Nujeen, de 18 años, se adapta con determinación a su nueva vida en Europa. Además de asistir a la escuela por primera vez y aprender alemán con rapidez, aún encuentra tiempo para usar su adquirida visibilidad pública como plataforma para el cambio positivo.
"Necesitamos un poco de optimismo en el mundo", dice Nujeen, que ahora vive con su familia en Wesseling, una pequeña ciudad en el oeste de Alemania. "Siempre había creído que todo el mundo está aquí para cumplir una misión, pero todavía no había encontrado la mía. Ahora tengo una voz, puedo ayudar a la gente."
"Ahora tengo una voz, puedo ayudar a la gente"
Nujeen nació en Manbij, al norte de Siria, en una gran familia kurda que se trasladó a Alepo cuando ella era pequeña. Sus padres no podían pagar una escuela que pudiera acomodarla, así que pasó la mayor parte de sus primeros años dentro de casa, viendo documentales en el apartamento de su familia en el quinto piso.
Recuerda haber visto un reportaje hace seis años de cuando los disturbios en las calles al otro lado de su ventana anunciaban el inicio del conflicto sirio. Ella nunca soñó que se desencadenarían una serie de eventos que la llevaron a iniciar una nueva vida en Europa.
"En los dos últimos dos años he aprendido realmente a apreciar lo que tengo. Porque sé lo que significa no tener estas cosas", dice, deseosa de demostrar el alemán casi fluido aprendido en menos de 18 meses. "Si alguien me hubiera dicho entonces que iba a tener esta vida estable, habría dicho que estaba loco. No estaba segura de sí me iba a despertar al día siguiente. Ninguno de nosotros lo estábamos."
Cuando la guerra se fue intensificando, Nujeen y su familia escaparon de Alepo por el norte de Siria y cruzaron la frontera con Turquía. Allí, la familia se separó. El hermano de Nujeen, Bland, se unió a su hermano mayor, Shiar, establecido en Alemania hacía una década. Poco después, en septiembre de 2015, Nujeen, sus cuatro sobrinas jóvenes y dos hermanas les siguieron, dejando atrás a sus padres. Nujeen recuerda el momento en que fue fotografiada por Ivor Prickett, fotógrafa de ACNUR, cuando la sacaban en brazos de una embarcación endeble tras arribar a la isla griega de Lesbos. "Había estado cinco minutos en Europa y ya era famosa", dice riendo. Al poco tiempo, su rostro aparecía en los noticiarios de todo el mundo.
"Estás a prueba constantemente, quieres demostrar que eres un buen embajador de tu país", añade Nujeen. "La gente no se da cuenta de lo duro que es intentar reconstruir nuestras vidas desde cero. Les diría: Traten de conocernos. Hay más en nuestro interior y dentro del tuyo de lo que todo el mundo piensa."
Ese proceso de reconstrucción puede ser profundamente frustrante. Nujeen tenía la esperanza de solicitar a sus padres, que aún viven en Turquía, que se unieran a ella a través de los procedimientos de reunificación familiar. Pero su solicitud de asilo tardó tanto en ser aprobada que ahora es demasiado mayor para hacerlo. Su permiso de residencia se aprobó en diciembre, un mes antes de que cumpliera los 18 años.
Ahora que es legalmente adulta, los padres de Nujeen ya no son elegibles para unirse a ella. La reunificación familiar se limita generalmente a los miembros del núcleo familiar principal, que incluye a los cónyuges, los padres y los hijos menores de edad.
"ACNUR hace un llamamiento a los Estados para que consideren las circunstancias individuales de una familia de refugiados y demuestren flexibilidad al considerar a otros miembros de la familia como candidatos a la reunificación familiar, al formar parte de una familia afectada por la huida y la separación, y en la que dependen unos de otros" afirma la Representante de ACNUR en Berlín, Katharina Lumpp.
"Voy a intentar que la gente crea en un mañana mejor"
La vida cotidiana de Nujeen ahora se centra alrededor del piso que comparte con su hermano, dos hermanas y cuatro sobrinas pequeñas. Cada día, un autobús la recoge y la lleva a una escuela para niños con discapacidades. Allí realiza terapia física adecuada para su condición. "Estar discapacitada no me define, no dice qué soy, quién soy o qué puedo hacer", dice.
"Hay muchos que son menos afortunados de lo que lo soy yo ahora. Puedo tener un buen piso y puedo ir a la escuela, pero la gente sigue sufriendo. Lo que más me asusta es que yo, mi familia y mi pueblo sólo seamos una cifra en una página olvidada en la historia. Voy a hacer todo lo posible para trabajar contra eso". "Nujeen espera estudiar física en la universidad. "Me encanta el espacio, quiero ser astronauta", cuenta. "Me gustaría buscar extraterrestres, es el misterio más grande sin resolver, me gustaría saber si estamos solos".
"Nunca renuncio a la esperanza. Dios no me creó para ser miserable. Quiero encontrar la felicidad en las pequeñas cosas que tengo y hacer que otros sean felices, no importa lo mala y oscura que parezca la situación. Nada dura para siempre, ni siquiera la guerra. Voy a tratar de hacer que la gente crea en un mañana mejor".