Niños refugiados nigerianos pierden a sus familias en la desesperada carrera por la seguridad

CAMPAMENTO DE DAR ES-SALAM, Chad, 5 de febrero de 2015 (ACNUR) – Más de 14.000 personas, entre las que se incluyen cientos de niños que aún están sufriendo, han encontrado seguridad en Chad desde que militantes atacaron, hace un mes, la ciudad nigeriana de Baga.

Muchos, al igual que Ismail, de 15 años de edad, se han separado de sus padres y situados, por intermedio del ACNUR, en familias de acogida. El trauma provocado por su escape de la ciudad ubicada en el estado de Borno, cerca del lago Chad, todavía los atormenta.

En el asentamiento de Dar es-Salam, asignado por el Gobierno de Chad para hospedar al creciente número de refugiados nigerianos, una docena de niños se encuentran sentados en una alfrombilla de paja bajo la sombra de una acacia. Llegaron allí hace tres semanas y no pueden olvidar el momento de su huida.

" 'Estamos cerrando la escuela, Boko Haram está llegando', gritaba el maestro", recordó Ismail. "Luego oí explosiones y el sonido de las ametralladoras. El profesor nos dijo que nos fuéramos a casa de inmediato".

Sin embargo, para Ismail, así como para miles de personas, su hogar no era más seguro. "Mi madre y yo corrimos hacia el lago, pero no pudimos encontrar una canoa [al principio]. Recuerdo el sonido de los disparos mientras corríamos por la orilla. Había cuerpos esparcidos por todas partes".

El adolescente, finalmente, encontró un lugar en un bote y pasó dos días cruzando el lago Chad. A él le pareció una eternidad. "Estaba muy hambriento y no podía dormir", relató a los funcionarios del ACNUR. No mucho ha cambiado desde que arribó a Dar es-Salam. "Todavía estoy hambriento", lamentó, rallando el tapete de paja con insatisfacción.

La familia de Ismail, al igual que muchas otras, se vio obligada a huir en todas direcciones. Como consecuencia, no tiene conocimiento de dónde se encuentran su madre, su padre o sus hermanos. El ACNUR, junto con las autoridades locales, está supervisando la llegada de refugiados nigerianos a través del lago Chad y acercándolos al emplazamiento de Dar es-Salam.

Asimismo, el ACNUR se encuentra trabajando estrechamente con el Comité Internacional de la Cruz Roja para localizar a la familia y reunir a los niños refugiados separados con sus parientes en Chad.

En el asentamiento de Dar es-Salam, el ACNUR y sus socios brindan a los refugiados comida, agua, refugio y artículos básicos para el hogar. Todos son vacunados, los niños reciben suplementos de vitamina A y aquellos con problemas nutricionales son derivados a servicios especializados.

"En Dar es-Salam, el ACNUR nos dio jabón y nos dijo que debemos usarlo para lavarnos las manos regularmente con agua y, de ese modo, mantenernos limpios y saludables", contó Ismail.

El ACNUR también está trabajando con socios, entre ellos el Ministerio de Educación de Chad y el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF), con el fin de garantizar que los niños nigerianos recién llegados tengan, en Dar es-Salam, acceso a la educación.

Actualmente, hay 17.000 refugiados nigerianos en Chad, incluidos los 14.000 del éxodo de Baga. Más de 2.580 habitan en Dar es-Salam.

Hoy Ismail vive con una familia de acogida, sus antiguos vecinos, y todavía se está acostumbrando a su nuevo entorno. Lo que más extraña, aparte de sus familiares, es la escuela. "Me gustaría ser médico, así podría ayudar a los enfermos y heridos en mi país", concluyó.

Por Massoumeh Farman-Farmaian en el Campamento de Dar Es-Salam, Chad

Gracias a la Voluntaria en Línea Adriana Laura Alemandi por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.