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Proyecto de pesca en Chad brinda esperanza a los refugiados nigerianos

Historias

Proyecto de pesca en Chad brinda esperanza a los refugiados nigerianos

UNHCR backed programme benefits 100 Nigerian refugees, giving them food, a small income and something to do. [for translation]
5 April 2016
Abakar Garba Ibrahim busy smoking fishes. [for translation]

TAGAL, Chad, 5 de abril de 2016 (ACNUR) – Mientras repara redes, limpia pescados y los coloca sobre el fuego a orillas del lago de una aldea en el Chad, Abakar Garba Ibrahim confiesa que ha recobrado su dignidad.

"Poder hacer esto es como haber sido rescatado del fuego", afirma Ibrahim, quien logró huir de la violencia en Nigeria el año pasado. "Pasaba mis días durmiendo, sin hacer nada y esperando ayuda. Ahora soy alguien".

Ibrahim, quien vivía de la pesca, perdió su sustento luego de que los militantes de Boko Haram lo obligaran a desplazarse de su aldea hace más de un año. Sin embargo, gracias a un proyecto respaldado por el ACNUR, Ibrahim está adaptándose a su nueva vida en el Chad.

Con 16 hijos y dos esposas, él es uno de los 100 refugiados recientemente llegados de Nigeria a los que se le ha dado la oportunidad de pescar en un campamento de refugiados próximo a Tagal, una pequeña comunidad situada en una de las tantas islas del lago Chad, en la región occidental del Chad.

La pesca es importante para la economía regional, ya que abastece los mercados locales – especialmente al popular mercado semanal en Baga Sola, a una docena de kilómetros de distancia – y a otros en los vecinos países de Camerún, Níger y Nigeria, cuyas fronteras convergen en el lago.

El proyecto, desarrollado por el ACNUR, la agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, en colaboración con la organización sin fines de lucro local Secours Catholique et Développement (SECADEV), comenzó a funcionar en diciembre con los refugiados del campamento de Dar Es Salaam, ubicado al Norte de Baga Sola.

El programa brinda licencias de pesca, embarcaciones pequeñas y redes de pesca respetuosas con el medioambiente, las cuales permiten a los peces pequeños escapar, preservando así este recurso importante que continúa siendo la esperanza de muchas comunidades costeras, a pesar de los efectos del cambio climático. Los refugiados reciben capacitación en buenas prácticas de pesca y manejo, como también en técnicas para el almacenamiento de los pescados.

Según Lydie Navigue, jefa de la oficina de terreno del ACNUR en Baga Sola, el proyecto otorga a los participantes beneficios entre los que se destacan alimentos, renta y trabajo.

El hijo de Abakar Garba Ibrahim llega en una embarcación pesquera. Ambos consiguieron escapar hace un año de un ataque perpetrado por militantes armados de Boko Haram contra su aldea de Doron-Baga, en la región norte de Nigeria.

"Le brinda a sus cientos de beneficiarios la posibilidad de generar ingresos y complementar el alimento y la ayuda no alimentaria proporcionada", sostiene Navigue. "También genera cierta normalidad en sus vidas de refugiados, ya que toman el control de algunos aspectos de sus propias vidas al realizar una actividad que llevaban a cabo antes de huir de sus hogares en Nigeria".

Ibrahim solía tener seis embarcaciones y otros intereses comerciales en su país. Ahora, comparte un barco con otros nueve refugiados pescadores del campamento de Dar Es Salaam, siguiendo un cronograma que ellos mismos han establecido.

Dos de sus hijos le ayudan en el trabajo y viven con él en el campamento de pescadores a orillas del lago pero, como otros tantos refugiados, Ibrahim ha debido dejar al resto de su familia en el campamento de Dar Es Salaam, donde los visita de cuando en cuando.

"Solo los dos muchachos están aquí conmigo", afirma. "Es difícil, pero es mejor así, pues la escuela y el centro de salud se encuentran en el campamento. Aquí las condiciones son duras, aunque las soportamos".

Otro pescador refugiado, Omar Maikanti, también ha recibido ayuda del proyecto. Mientras vende su pescado en la costa, Omar explica con orgullo que ya ha ganado 2.000 nairas – la moneda nigeriana que convive con el franco CFA – mitad de lo cual ha enviado a su esposa en el campamento. "Soy un buen marido y nuevamente puedo proveer a mi familia del fruto de mi trabajo y esfuerzo", sostiene con una sonrisa.

Omar Maikanti, un pescador refugiado, junto a un amigo con la última captura del día.

Por Ibrahima Diane, Tagal, Chad.

Gracias a la Voluntaria en Línea Susana Soledad Agüero por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.