Una clínica gratuita para refugiados en Pakistán hace todo lo posible por salvar la vista a una niña
Una clínica gratuita para refugiados en Pakistán hace todo lo posible por salvar la vista a una niña
KARACHI, Pakistán, 30 de mayo (ACNUR) – Adila, de cinco años, se esfuerza por mantener los ojos abiertos mientras el doctor enfoca con una linterna hacia su cara durante un chequeo en la clínica gratuita para refugiados afganos en la ciudad portuaria de Karachi, en Pakistán.
Sentada en una silla el doble de grande que ella, con su padre a su lado, Adila es una de las personas que están siendo atendidas en el bullicioso hall donde la Agencia de la ONU para los Refugiados y la Sociedad Paquistaní de Banco de Ojos (PEBS por sus siglas en inglés) han organizado una revisión ocular gratuita todos los miércoles durante el mes de mayo.
Los refugiados afganos beneficiarios de este servicio tienen edades comprendidas entre los 5 y los 95 años. Se les ofrece tratamiento y medicinas para todo tipo de enfermedades oculares. Después del diagnóstico inicial, PEBS ofrece tratamiento gratuito en su principal hospital para pacientes con enfermedades o infecciones oculares curables.
Según el padre de Adila, Taj Muhammad, la pequeña se hirió accidentalemente en un ojo con un cuchillo cuando cortaba una manzana en casa. Adila no podía describir lo que le pasó. "Me di cuenta de que el ojo se le estaba poniendo rojo y lagrimoso pero pensé que era por un infección vírica" dijo el padre, que trabaja como panadero.
Taj la llevó al hospital, donde la operaron, pero sin éxito. "Han pasado tres meses desde el accidente pero no hay signos de mejora. Su ojo sigue rojo e hinchado y está empezando a perder la visión de su ojo derecho" contó el padre, ansioso, al doctor. Y la cirugía cuesta 8.000 rupias paquistaníes (unos 100 dólares), lo cual es mucho dinero para Taj.
Adila es la mayor de las tres hijas de Taj. Él vino a Pakistán hace 15 años desde la provincia de Kunduz, en el norte de Afganistán. Desde el accidente el pasado mes de febrero, Adila ha dejado de ir a la escuela. Según su padre "los niños se reían de ella, insultándola. Ya no quiere salir a jugar".
El médico que la examina dice que la córnea de Adila ha sido dañada y que durante el examen tendrá que determinar si tiene cura o no.
Entre aquellos que presentan problemas menos serios está Abdul Salam, que a los 95 años de edad ha recibido sus primeras gafas. A muchos otros visitantes se les diagnosticaron cataratas y fueron registrados para someterse a futuras operaciones para eliminarlas.
Bilal Agha, Asistente de campo de ACNUR, dice que le conmovió ver a la gente llegar con la esperanza de que su visión quedaría restaurada. "Muchos de los que estamos atendiendo son personas que de otro modo no hubieran podido permitirse un tratamiento" añadió.
De los 1,7 millones de refugiados afganos registrados en Pakistán, unos 71.000 residen en la provincia de Sindh, donde se sitúa Karachi.
El padre de Adila está ansioso por los resultados y el coste de su diagnóstico final. "No es sólo una cuestión del ojo" dice. "Es su vida. ¿Cómo podrá vivir mi hija en este mundo implacable si, Dios no lo quiera, pierde la vista?".
Por Duniya Aslam Khan en Karachi, Pakistán